miércoles, 19 de noviembre de 2008

Nicolina

---Desde que recuerdo estuvo al lado mío sin pedir explicaciones ni rendir cuentas. Dando siempre un poco más, acompañándome en este viaje como le gusta llamar a la vida.
---Nunca pregunto demasiado. Esta convencida de que la relación que nació entre las dos desde que ella legó a la familia estaba predestinada por nosotras mismas desde hace muchísimo tiempo atrás.
---No se muy bien a que huele. Huele a buena mujer, a amor incondicional, a compañerismo y a un poco de excentricidad.
---Creo que desde que la conocí huelo a tejidos a mano, sabanas pintadas, sumas restas e historias.
---Hay muchas cosas que me hacen acordar a ella, pero son tres las que no puedo pasar por alto.
---La primera son los tazones de café con leche que me preparaba cuando era chica, mientras yo me sentaba en el banquito más alto a mirar los dibujitos, para estar a la altura del resto durante el desayuno.
---La segunda, y quizás la más latente, es la capacidad que tengo de empezar un proyecto atrás del otro y no terminar ninguno, porque estoy segura que eso lo copié de ella, aunque no se deba a una herencia de sangre.
---Y la tercera es ese cuento que contábamos juntas en el jardín, de un gato al que se le quemaban los bigotes. “Nicolino el gato fino”, nunca supe si existía, prefiero creer que ella lo inventó sabiendo que me iba a gustar.
---Ahora ya me olvidé el final…siempre estoy por pedirle que me lo vuelva a contar, pero nunca encuentro el momento justo. Ese dónde estemos solas y podamos jugar a volver el tiempo 16 años atrás y ponernos los pintorcitos a cuadros, y que me haga las dos colitas e imaginarnos a toda la sala de la Seño Roxana escuchándonos mientras comían el pan con manteca.
---Me acuerdo de una vez que escribí para la Escuela un cuento que en realidad era para ella. “Seres salidos de cuentos de hadas”. Se me ocurrió que ella había salido de ahí en un delirio de la niñez, pero con el tiempo entendí que era una verdad que descubrí en aquel entonces.
---Con el tiempo nos fuimos viendo cada vez menos. Las exigencias de la vida y el hecho de haber crecido me llevaron a dejar de pasar tanto tiempo con ella. Pero siempre atesoro esos momentos de mi infancia en los que no interesaba otra cosa que salir del cole para cruzar a su casa y que me ayude a hacer la tarea.





Dedicado a mi Abuela Marister, que siempre me alegro la vida con su sonrrisa!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hey esta bueno este texto!!
sos la amiga de diego "ladino", no?
saludoss

miqqas dijo...

ahhhh...la verdad no se quien es diego ladino!!!
no te puedo contactar en ningun lado asique te respondo aca!
un beso y gracias por el com

freetodecide dijo...

Bueno, no se como llegué a este blog, pero me enganche a leer, me gustó... voy a volver para leer el resto, pero ahora ando corta de tiempo...
Un beso!